Texto: Semíramis González El trabajo artístico que Alba Galocha (Santiago de Compostela, 1990) viene desarrollando desde hace años bebe de sus recuerdos y su memoria; desde unas primeras obras donde la alusión al contexto gallego natal estaba muy presente, la evolución de su creación ha pasado también por profundizar en sí misma y, consecuentemente, en su proceso de trabajo. Las evocaciones de lo vivido se presentan ahora en esta exposición, "El cuerpo sabe, la cabeza se resiste", con un título sugerente y enigmático a la vez, que nos hace pensar en esa dualidad entre lo físico y lo intelectual. Las figuras abstractas en hilo se despliegan por las telas en un ejercicio que tiene mucho de performance. Galocha abandona la tensión para dejarse llevar por la forma y por el cuerpo, por un reposo consciente que compone esto que ahora tenemos delante. En los procesos creativos de los artistas suelen imponerse dos abordajes: por un lado, el investigativo y minucioso que precede a la materialización en la obra. Por otro, el intuitivo, basado en hacer y en hacer, en dejar que el proceso mismo vaya creando la forma y concrete aquello que impulsa al artista a trabajar. Alba Galocha está en este segundo grupo. Es su cuerpo, su estímulo y la propia ejecución quienes se encargan de formalizar lo que vemos. Hacer y hacer como un mantra, como un ejercicio consciente en el que la inspiración toma las riendas. Comprometida con su trabajo, Galocha investiga sin descanso hasta dar con un trabajo que refleje aquello que ella misma está experimentando y viviendo en su piel. | |